La moneda Romana en la Península

La conquista por los romanos en la península de los territorios ocupados por los cartaginenses y sus aliados fue breve pero cruenta. En el 197 antes de Cristo se fijan los límites de las dos provincias en las que habría de dividirse estos territorios hasta comienzos del imperio; «Hispania Citerior» (formada por Cataluña, valle del Ebro y el litoral mediterráneo hasta Vera) e «Hispania Ulterior» (prácticamente la Andalucía actual).

Acuñaciones de tipo ibérico.

Las acuñaciones más antiguas de la península se caracterizan por el As de 27 gramos, todas con epígrafes ibéricos, pues son para que las entiendan los indígenas. Primeramente, todas las monedas que se acuñan son de Bronce y como base tienen el as citado anteriormente (y sus divisores, semis, triente, cuadrante, sextante y onza), que con el paso del tiempo cada vez se van acuñando de menor peso. Poco a poco, para contentar a los legionarios romanos de España, se van introduciendo en las monedas los caracteres latinos. Aunque la tipología y, en muchas ocasiones, el alfabeto de las monedas sigue siendo el indígena, la nueva métrica de las monedas es ya romana. Los nuevos valores que se acuñan en plata son el denario y el quinario (1/2 denario). En cobre/bronce los nuevos valores que se cuñan son el as y sus divisores, semis (1/2/ as), triente (1/3 de as), cuadrante (1/4 de as), sextante (1/6 de as) y la onza (1/12 de as).

Durante este periodo hay numerosos talleres que acuñan moneda con diferentes tipos, aunque la mayoría son de tipo similar. La gran mayoría de la moneda que se labra en esta época es en cobre/bronce.

 Algunos tipos de Denarios
 Algunos tipos de Ases
 Algunos tipos de Semis
 Algunos tipos de Cuadrantes
 Algunos tipos de acuñaciones en cobre, sextantes
  

Durante el reinado de Octavio (27 a. C. – 14 d. C.) se pone fin a estas labras de tipo ibérico, disminuyendo el número de cecas que labran moneda y pasando a unos tipos muy romanizados.

Este tipo de acuñaciones «ibéricas» se dan en la península mientras en Roma están las acuñaciones de la «República», y perduran hasta casi la entrada del imperio romano, cuando ya se van imponiendo las acuñaciones con tipos, formas y leyendas como las acuñadas en roma.

Hispania al comienzo del imperio.

En el año 27 antes de Cristo, Caius Iulius Caesar Octavianus recibe el título de Augustus. Para la península, este año es de gran importancia por cuanto el emperador reorganiza su división administrativa. La provincia Hispania Ulterior se divide en Bética y Lusitana, la Citerior se denomina Tarraconense. Durante el reinado de Octavio se promulga la ley Julia, que determina una reforma monetaria muy importante que afecta a todos los metales.

Se comienzan a realizan acuñaciones de transición, consistentes en monedas de estilo ibérico, pero donde aparecen leyendas latinas. Dichas acuñaciones dan paso a las acuñaciones ya plenamente romanizadas.

En oro se labran áureos.

En plata se labran Denarios y Quinarios:

 Algunos tipos de acuñaciones en plata

En azófar (latón o cobre amarillo) se labran sestercios y dupondios con pesos de una onza (27 gramos) y media onza, con valor de 4 y 2 ases:

En cobre rojo (cobre puro) deberían acuñarse los ases (con peso aproximado de media onza) y sus divisores:

 Algunos tipos de ases
 Algunos tipos de semis
 Algunos tipos de cuadrantes
  

La gran extensión del Imperio de Octavio obliga a emitir moneda en un gran número de talleres diferentes, tanto en la península como fuera de ella. En la primera época del Imperio comienzan a circular por Hispania, conjuntamente con la moneda provincial acuñada en la península, moneda acuñada en talleres exteriores, hecho que se acentúa conforme va avanzando el Imperio, desapareciendo casi por completo los talleres y las acuñaciones en Hispania.

La moneda imperial Romana.

En época de Augusto la moneda era de buena ley y un áureo equivalía a 25 denarios. Muy pronto esta moneda empieza a degenerar terminando en contener el 40% o 50% de plata. Esta lamentable situación monetaria se remienda un poco bajo Caracalla (211-217) que instaura el «Antoniano», o doble denario, equivalente a 5 sestercios. Sólo contenía un 20% de plata resultando 4 veces de peor ley que el denario de Augusto, pero con el doble valor. Con este fraude el emperador obtenía un beneficio de 8 veces el valor de la moneda de Octavio. La degeneración de estas monedas es incontenible, llegando a ser de cobre y bañadas en plata. El antoniano desaparece hacia el año 250.

Acuñaciones realizadas hasta Caracalla (211-217 d. C.)

Acuñaciones a partir de Caracalla hasta Diocleciano (284-305 d. C.)

Diocleciano (284-305) realiza una reforma más importante en el año 293. En bronce instaura la moneda Majorina o follis, con peso entre 9 y 13 gramos. En plata aparece el miliarense, llamado así porque mil piezas equivalían a una libra de oro.

Acuñaciones a partir de Diocleciano hasta Constantino (306-337 d. C.)

Constantino (306-337 d. C.) realiza la reforma más importante del imperio. Al convertirse al cristianismo da lugar a que los temas de la nueva religión entren en las monedas. El nuevo sistema monetario tiene como unidad el sólido o sueldo de oro y como divisores se cuentan el semis y el tremís o triente, también de oro.

En plata se acuña el miliarense, 12 de ellos equivalían a un sueldo de oro. La mitad de miliarense o millares es la silicua, que 8 de ellas correspondían a un tremís de oro. También se acuñan como divisores medias y terceras partes de silicua.

En bronce se labran follis, 12 de los cuales equivalían a una silicua.

Constantino establece en la vieja colonia griega de Bizancio la nueva capital, Constantinópolis en el año 330 d. C., justificando la preponderancia que vuelve a tener oriente. Teodosio (346-395 d. C.) divide el impero entre sus dos hijos, Arcadio y Honorio, creando así el imperio romano de oriente y el de occidente. En este periodo aparece el nummus.

Este sistema monetario, especialmente el del sólido de oro, adquiere tal prestigio en su época que se hace consustancial con el imperio bizantino y será imitado por todos los pueblos bárbaros.

La moneda Bizantina.

El imperio Bizantino continúa con el sistema y acuñaciones como las de Teodosio, que ya se consideran propiamente bizantina, siendo la moneda base el sueldo de oro y acuñándose divisores de plata y bronce. Este tipo de moneda circula por Hispania hasta la llegada de los pueblos bárbaros, que en sus primeros tiempos continúan con ella e incluso la imitan.

 Algunos tipos de Sólidos
 Algunos tipos de acuñaciones en plata
 Media silicuaMiliareison
 Algunos tipos de acuñaciones en cobre
FollisFollisFollis

Este artículo es publicado por Leonel Alberto Ospina Restrepo, CEO Fundador y Gerente ejecutivo de Aplicaciones y Datos (Medellín, Colombia). Referencias: David caballero: Article title, Colecciones Caballero – Historia Moneda Española; página web: Coleccionescaballero.com; https://www.coleccionescaballero.com/

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